lunes, 26 de julio de 2010

DE ITALO CALVINO....



esta foto la tome yo.... y la llamo CAMINO AL CIELO


Abajo, sobre el valle, revoloteaban los habituales
pájaros negros que graznan a dos mil metros. El
mediodía se había puesto muy límpido y desde lo alto
la mirada abarcaba las pistas, los campos atestados
de esquiadores, de niños con trineos, la estación del
telesilla con la cola que se había vuelto a formar en
seguida, el hotel, los autocares parados, el camino
que entraba y salía del negro bosque de abetos.

La muchacha se había lanzado por la pendiente y
bajaba con sus tranquilos zigzags, ya había llegado al
lugar donde las pistas eran más frecuentadas por los
esquiadores, pero, en medio de siluetas confusas e
intercambiables que se entrecruzaban como flechas, su
figura apenas dibujada como un paréntesis oscilante no
se perdía, era la única que se podía seguir y
distinguir, sustraída al azar y al desorden. El aire
era tan nítido que el muchacho de las gafas verdes
adivinaba sobre la nieve la retícula apretada de las
huellas de los esquíes, rectas y oblicuas, de los
resbalones, los salientes, los agujeros, el pisoteo de
las raquetas, y le parecía que en el informe embrollo
de la vida se escondía la línea secreta, la armonía
que sólo se podía encontrar en la muchacha celestecielo,
y que éste era el milagro de ella: el escoger en
cada instante, en el caos de los mil movimientos
posibles, aquel y sólo aquel que era justo y límpido y
leve y necesario, aquel y sólo aquel que, entre los mil
gestos perdidos, contaba.

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